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"Páginas Abiertas"

¿Quién dijo que nada es para siempre? Algún filósofo tal vez, o simplemente era algo que Noah se preguntaba siempre, quien sabe. La típica frase de “nada es para siempre” quien podía asegurar eso, ¿la vida? ¿El destino? ¿Uno mismo? Puras mentiras, se preguntaba y respondía un millón de veces que nada perdura, que nunca perduraba nada, porque nunca nadie quería que así fuera eternamente, ¿alguien podría asegurar que le gustaría pasar una vida entera viviendo lo mismo, haciendo las mismas cosas? ¡Estupideces!

¿Resentido? ¿Enojado? Yo no lo llamaría así.

¿Acostumbrado a siempre lo mismo? Esa es la pregunta.

No era la primera vez que lo veía, bailaba… bien, han habido peores, ¿labios? Bastante lindos, muchos decían que tenía boca de pescado, pero para mí salía de lo común, ¿ojos? El celeste más profundo que alguna vez vi.

Llegaba tarde, siempre ese tipo de luces me cegaba, pero pude ver bien por donde caminaba. Una ronda bastante grande, había gente, el salón era grande, solo miré, lo vi, de una de las tantas veces que lo había visto, solo que ahora tenía una mirada distinta a la que había tenido siempre, parecía perplejo, sorprendido.

La noche pasó tranquila, su pedido de un beso, mi rechazo, ¿Por qué? No era igual al resto, si daba un beso lo iba a dar porque realmente lo sentía y quería al otro, no porque fuera algo al pasar, sino que era algo que iba enserio.  Pero Noah pensó que era una más del montón que lo rechazaba, y se fue por otro lado con alguien que le dijera que sí. Mientras que yo ya me estaba yendo, con mi “No” bien seguro.

Él cumplió su objetivo, solo que ninguno de los dos se dio cuenta, que ese “No” cambió todo.

Y que después de tanto tiempo….

Diez días pasaron hasta que hablamos, hablábamos y hablábamos, nunca nos cansamos, era tan raro que no se había aburrido de mí, hacía tiempo que no sonreía, pero solo decía una palabra y me hacía reír, era tan lindo sentir eso….

Pero muchas veces necesitamos cerrar puertas para abrir otras.

El beso logrado de esa noche, volvía en busca de respuestas, de más besos, sucedió, pero solo que algo había cambiado, ninguno de los dos era igual a esa noche, ya había pasado, nos habíamos conocidos, sucedió, nos encontramos, y ahí me tocaba a mí elegir qué hacer, cuál era el camino que seguía de los dos, perdonar ese beso que Noah había dado o simplemente hacer como si nunca lo hubiera conocido, y que cada uno siguiera su camino.

Y puedo decir que fue la mejor decisión que tomé, puedo afirmar que si hacemos las cosas bien todo es para siempre, que si cuidamos algo, jamás se va a desgastar.

Que acepté seguir ese camino que había comenzado mucho tiempo antes de vernos, ese momento en el que yo me fui de ese colegio y a retirar los papeles, vi a ese nene rubio, con enormes faroles celeste y el amarillo platinado que cubría su cabeza,  mientras su mamá venía a inscribirlo en la vacante que yo estaba dejando, esa juntada en la que tenía una remera roja, jean celeste y estaba sentado al lado mío, esa fiesta en la que a lo lejos vi unos ojos que eran tan transparentes y entre todas esas personas, lo vi, a él, solo a él. Nunca sabremos todo lo que pasó para que nos viéramos, solo sé que ese era el momento en el que después de tanto tiempo cruzándonos…. debíamos conocernos, debíamos cerrar historias con otros, para poder empezar la nuestra… caminábamos por el parque y que por más años que hayan pasado, por más arrugas que tengamos, y que no estemos igual que hace 50 años, de alguna manera seguimos igual, esos ojos me siguen viendo igual que la primera vez, feliz, asombrado y locamente enamorado, y sabía que era así porque yo lo miraba igual.

A veces lo que dura para siempre viene destinado a estar junto a nosotros desde un principio desde esas miradas que se cruzaron, desde ese desencuentro hasta llegar a ese encuentro tan esperado.

¿Quién dijo que nada es para siempre?….

Me encantaba ver como los árboles del parque recuperaban sus colores en la primavera. Miraba como la gente caminaba, sonreían, una pareja de mayores hablaba, eran felices tan solo viéndose los ojos, como recordando viejos momentos, otra pareja de jóvenes corriendo y riendo, tal vez él le terminaba de contar un chiste, a lo mejor era malo, pero podía ver como su novia lo veía con ojos de adoración, la señora que corría en un trote rápido, se la veía preocupada, seguramente estarán pensando cómo hacer para buscar a sus hijos, de allí ir algún cumpleaños o dejarlos en algún club, mientras hace las compras pensando que cenaran hoy. O esa bebita que le sonrió mientras la señora seguía corriendo, una recién nacida se le podría decir, comiendo su purecito, viendo como su abuela le hace el avioncito, que lindo, saber que esa beba esta por emprender un camino, tal vez ahora su abuela la este por llevar a su casa esperando que su hija salga del trabajo para buscar a su nena. Esa bebita empezando a caminar, decidiendo si se agarra o no de las manos de su abuela para dar algún paso o se queda en el piso esperando que le sigan dando su puré. Ella con la decisión de caminar y yo con una decisión parecida.

Se puede decir así, porque voy a empezar a caminar otro camino, pero no se cual seguir. Hace días venia pensando lo mismo. Tal vez esa pareja de jóvenes estaban felices de verse ya que no se veían hace unas semanas, él con las guardias en el hospital y ella con la cabeza en los libros para poder aprobar su examen final. Tal vez esa señora venía de una pelea con su jefe, molesta por no tener su propia empresa. Tal vez esa abuela, cuidaba a su nieta porque sabía que su hija no tenía donde dejarla mientras trabajaba.

¿Cómo podemos ser capaces de tomar las decisiones de nuestras vidas con tan solo 17 años?

¿De qué manera sé que es la decisión correcta?

¿Y si me equivoco?

 ¿Y si no es lo que quiero?

Empezaba hacer frío, y no tenía ninguna campera, solo mi libro de posibles carreras que me habían dado en la facultad para informarme, no estaban todas, solo las que ofrecían en ese lugar.

Llegué a mi casa, no era una mansión de tres pisos, con piscina de lujo, tres autos deportivos, y un patio súper verde. No pedía más de lo que tenía, estaba bien y feliz, lo único que pedía era ver felices a mis papás.

¿Era posible que alguien trabajara 16 horas seguidas y sin comer? Sí, era posible, mi papá lo hace.

¿Los docentes no hacen nada? Mi mamá era la maestra jardinera que más pasión le ponía a su trabajo, todos los días tenía algo para hacer en la casa y le faltaban horas del día para poder cumplir con todo lo que necesitaba.

Y yo... bueno simplemente quería trabajar de algo en lo que pudiera vivir, se podría decir que era por conveniencia, pero quería algo que valiera y me diera la posibilidad de que todo lo que mis papás hicieron por mi tuviera un buen resultado, que trabajaría, pero que de eso podría vivir y dormir más de 4 horas, no como ellos.

Es muy injusto.

¿Cómo podría decidir lo que quiero para toda una vida a los 17 años?

Mi cabeza era una laguna..

¿Por qué?

Porque no era lo que realmente quería no podía pretender y obligarme hacer algo que no quería, pero ahí está el tema, me gustaba pero no me apasionaba, y lo que me apasionaba no podía.

Solo me dormí y deje de pensar en eso por un tiempo.

Al otro día, volvía con mi libro en mano, caminaba por el centro.

Veía como la gente en sus trabajos, no sé si será por cansancio o algo así, pero eran infelices, se le notaban en sus caras, personas gritándose entre sí, escuché llamados entre ellos y sus hijos y notaba lo mal que se trataban y en solo ese pequeño acto me di cuenta, tal vez no sea así y sea solo cosas del momento, pero que debemos elegir eso que amamos, que nos apasiona y que sentimos que es lo nuestro, no por conveniencia ni mucho menos, porque vamos a vivir de eso toda la vida, y aquellos problemas que tenemos en el trabajo, ya sea malentendidos o porque no nos gusta, son llevados a la casa y una vez que pasa eso es cuando nos damos cuenta que no debe ser así, porque el trabajo es una cosa, pero nuestro hogar es otra, es donde nos podemos relajar y disfrutar en familia, y que por más que durmamos cuatro horas, si somos felices con lo que hacemos y con lo que vivimos, nada más importa, solo nuestra felicidad.

Esa chica me miró muy fijamente a través del vidrio, tal vez me vio cara de loca, no sé, pero de la manera que me trataba mi abogada no podía esperar más. No era para que pasara lo que pasó, solo le pedí un lapso de tiempo para pagar mis deudas.

Qué más da… Tomé mis cosas y me fui con la poca dignidad que me quedaba después de tales gritos que recibí.

Me dirigí al hospital, estaba devastada, necesitaba un café urgente, sentía que me dormía, pero necesitaba ver a mi madre. Increíble como cambia todo con el paso del tiempo, una mujer elegante y bien vestida, siempre atenta, cuidándose en las comidas, demasiado diría yo, siempre yendo al médico para prevenir cualquier enfermedad, pero un infarto es difícil de prevenir. El médico me dio su parte y por suerte está estable, pero no me dijeron más.

La veía dormir profundamente, mi mirada iba del suero inyectado hasta la pantalla en donde aparecían sus pulsaciones, su respiración era lenta y suave como si estuviera tomando un descanso. Mi hermano llegó al poco tiempo, venía de España, no podía pretender que se hiciera cargo desde allá, pero, los padres se los tiene que disfrutar en vida y no llorar en muerte. Hace tiempo que no venía a vernos, preocupado por su trabajo, familia y viajar por el mundo, no digo que esté mal, pero necesitaba su ayuda, la necesito.

Nunca nos hemos llevado muy bien, siempre nos peleábamos, pero puedo jurar que lo amo muchísimo, es mi hermano, jamás lo dejaría solo.

Los días pasaban y el médico cada vez determinaba menos tiempo de vida a mi madre, era horrible, sentía que estaba acá pero a la misma se me iba yendo, escapaba de mis manos…

Fue en un lapso tan corto que vi que todo era diferente, que mi cuerpo se debilitaba, porque una parte de mí se estaba yendo, porque ella era parte de mí, si ella se iba un pedazo de mí se iría con ella…

¿Qué haría ahora?

Tengo 25 años, soy joven, no estoy lista para soltarla, para dejarla ir, no quiero que se vaya, ella es mi todo, es mi mamá, es mi guía, modelo, y la persona que me crió.

No estoy lista para dejarla…

Salí de la habitación y caminé directo al patio interno que había a solo unos pasos de mí, solo había una mujer, cabello castaño claro, tenía zapatos negros, remera roja y una falda que le cubría un poco más de las rodillas y no alcancé a ver su rostro

Me senté en el pasto y solo miré un punto fijo, estaba cansada y aturdida, vi una sombra que se me acercaba, la mujer tenía ojos oscuros y me miraba, había brillo en ellos, como si también hubiese estado llorando y me abrazó, sin decir nada, y la abracé lo más fuerte que pude, lloré despiadadamente, soltando todo lo que llevaba dentro, era tan lindo sentir esa calidez, ese sentimiento que no se explica, porque no se puede decir con palabras, solo lo sentís, y sentí que ella ya no estaba bien acá.

La miré por última vez a los ojos, me dio su última sonrisa y por más que no quisiera… me aleje…

Cada vez que me acuerdo de ese momento no termino de comprender que fue lo que pasó, pero si entendí que todos venimos al mundo por una razón y una vez que la cumpliste… es hora de irte…

…me quedo con los buenos momentos, su imagen alegre, siempre coqueta y disfrutando de la vida, me quedo con las enseñanzas que me dejó y con el gusto de saber que siempre estará ayudándome desde donde sea que esté, me quedo con la alegría de saber que fue feliz hasta su ultimo respiro, me quedo con la familia que me dejó, me quedo con ella, porque mi mamá siempre estará en mi corazón….

Estas personas se cruzaron sin ningún tipo de conexión, solamente se cruzaron en este enorme mundo, cada uno tiene una historia diferente, una historia que contar, una historia que guardar o que simplemente una historia de la cual aprender, pero al fin y al cabo una historia, la vida es una historia, comienza, se desarrolla y termina. Con pocas o muchas páginas, pero cada historia nos deja algo, nos hace pensar en alguien y nos hace imaginar, cada historia vale, cada historia merece ser contada, cada historia nos marca, cada historia es única porque siempre se va a diferenciar del resto, porque cada historia es diferente.

© 2015 Taller de Lectura- Melanie Reising. Indie. Creado con Wix.com

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