top of page

Reseña Crítica

Puentes como Liebres

Nombre del cuento: Puentes como Liebres.

Autor: Mario Benedetti

Título de la Colección: Puentes como Liebres y otros cuentos

 

Link de lectura: http://www.literatura.us/benedetti/liebres.html

 

Cantidad de páginas: 196 páginas

 

Editorial: Alfaguara

 

Clasificación: Infantil/ Juvenil- novela

Puentes como liebre es un cuento escrito y creado por Mario Benedetti, el cual años después llevará el nombre de su obra “Puentes como Liebres y otros cuentos”

Biografía

Sus padres fueron Brenno Benedetti y Matilde Farugia. A los 4 años se muda

a Montevideo, donde cursa su primaria en un colegio Alemán, donde era

separado en dos sectores A y B, en ellos un curso era habla permanente de

Alemán tanto en el colegio como en sus casa, en el segundo, estaban aquellas

personas las cuales hablaban el idioma Español e iban aprendiendo con el

tiempo Alemán. Años después, inicia y termina el secundario de manera libre,

trabajando desde los 14 años de edad por problemas económicos. En 1938 y

1941, reside en Buenos Aires, y en 1943 dirige la revista literaria Marginalia,

publica el volumen de ensayos Peripecia y novelas". Volviendo a Montevideo

en 1945, integró la redacción del semanario "Marcha", y publica ese año

"La víspera indeleble".

En 1946, se casa con Luz López Alegre, su gran amor y compañera de vida. En 1949 es miembro del Consejo de Redacción de la revista literaria "Número" y obtiene el Premio del Ministerio de Instrucción Pública, por sus cuentos "Esta mañana". Un año más tarde publica los poemas "Sólo mientras tanto". Fue ganador del galardón en repetidas ocasiones hasta 1958, cuando renunció sistemáticamente a él por discrepancias con su reglamentación.  En 1958 publica "El reportaje". En 1959 publica

"Cuentos montevideanos", donde incursiona en el realismo, asociado al

costumbrismo, con personajes de las clases humildes de la ciudad y en

1956 "Poemas de la Oficina", de tono cotidiano y existencial.

En 1960, "La Tregua", le vale fama internacional. Publica ese mismo año

"El país de la cola de paja", donde aborda temas complejos de tipo

político-social, en forma crítica. En 1963 "Inventario Uno", "Noción de

patria" e "Ida y vuelta"

En 1964 colabora como humorista en la revista "Peloduro". En 1965

"Gracias por el fuego". En 1966 "Contra los puentes levadizos". Es

nombrado director del Departamento de Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República. Año después, “Crónica del 71” siendo un poema inédito y junto con tres discursos También publica "Los poemas comunicantes", con entrevistas a diversos poetas latinoamericanos. Ese año aparece "El cumpleaños de Juan Ángel", cuento político sobre la guerrilla urbana.

                                                        Años después de todas sus publicaciones en el tiempo. En 1997 obtiene un                                                              título en la Universidad de Alicante en 2005 la Universidad Internacional                                                              Menéndez Pelayo, lo distingue con el XIX Premio Internacional Menéndez                                                      Pelayo. En este tiempo, fue alternando su residencia entre Madrid y Montevideo.

                                                   Falleciendo el 17 de mayo en 2009, en Montevideo a sus 88 años, después de                                                                 una larga y gran vida y carrera profesional.

Puentes como liebre

El inicio del cuento comienza con el encuentro de dos jóvenes, Leonel de 16 y Celina de 15. Ambos iban al extranjero, en aquel barco que estaba a punto de partir,  fueron despedidos por sus familias, las cuales eran amigas, y de allí se conocieron. Ambos viajaban solos, pero en diferentes grupos. Solo con verse bastó para sentir todo. Él tímido, la invita a comer algo, y aceptándolo, juntos parten al restaurant del barco, en donde son confundidos y el mozo piensa que son hermanos. Contándose todo en aquella cena, toda su vida, mirando el agua que chocaba contra el barco, con un pequeño

frío que inundaba el ambiente, sentándose en un enorme sofá,

ella había apoyado su cabeza en el hombro de él, mientras

Leonel ante aquel acto, balbuceaba su nombre.

 

El segundo encuentro fue 7 años después, Leonel se había

quedado solo en Montevideo, toda su familia se había ido a

la casa de un tío en Paysandú, trabajando en una empresa

importadora, no podía ya que su jefe pensaba que lo principal

eran los repuestos de automotores y no lo dejaba tomarse la

semana libre. Ese mismo día sucedió el encuentro mientras atendía a un mecánico y la vió, llenos de preguntas y dudas, fueron hasta la casa de Leonel, se sentían cómodos sintiéndose cerca, ella estudiaba psicología en Estados Unidos y que al día siguiente partía, sus expresiones, actos todo en ellos decía que debían besarse, sentirse, y lo hicieron, se besaron y se abrazaron, antes de llegar a mas, la hermana mayor de Leonel los interrumpió dándole el mensaje de que su madre se encontraba grave en el hospital, Celina dijo que debía partir armar su valija y después de saludar a Martha la hermana de él, saludó a Leonel y le dijo que esperaba que no sea nada grave.

 

La madre de Leonel había muerto ese mismo día, un mes después su

padre le avisó que iba hacer la repartición de bienes y con lo que a él

le tocaría llegó a poner su propia Galería dejando la mecánica de lado

y renunciando a su antiguo jefe, allí sucedió  el tercer encuentro,  fue

en 1965. En 1950, Leonel se casó con una mujer llamada Norma, tomó

la decisión cuando se enteró que Celina se había casado con  un

Arquitecto venezolano. Norma era actriz de noche y trabajaba en un

Banco de día, pero debido a sus diversos papeles, el cual uno

involucró su desnudez, Leo decidió divorciarse. Cuando Celina visitó

la galería junto con su marido, notaron el cambio de los años, su mirada había cambiado al igual que su risa y aspecto. Ella le preguntó por su mujer y si tenía hijos, sorprendiéndose con la respuesta de este. El aprovecho el momento en el marido de Celina se había reencontrado con un viejo amigo y le preguntó como estaba, “Mal “le respondió. 

 

El cuarto encuentro sucedió el 9 de julio de 1973, ella no llegó a verlo pero él sí, había pasado un tiempo desde su visita, Leonel sintió recelo, porque después de tantos años, se dio cuenta que había quedado fuera de su vida, que el arriesgar valía hubiera cambiado la vida de los dos desde hace años,  y que a pesar de sus 50 años, seguía siendo persuasiva; fuera de sus noticias, de su vida cotidiana, de sus ideas, y fuera también de ese pasado en que estaban envueltos, porque no lo habían alcanzado juntos sino cada uno por su lado, coleccionando destrozos y solidaridades. Una cosa de la cual no cabía duda era que fue la única mujer que le había importado, y estando ahí, a unos simples pasos, perdiéndola de vista entre la muchedumbre de la gente.

 

La quinta vez fue en Atocha, antes de tomar el tren nocturno

camino a Andalucía, en 1981, un domingo de octubre.

Leonel llevaba 5 años viviendo en Madrid, debido al exílio,

con la ayuda de Norma logró escapar, en su huida se enteró

que Celina estaba detenida al igual que su hijo. El camino

fue desde Brasil a París hasta llegar a Madrid, donde tuvo

el costo del trabajo ya que fue difícil encontrarlo, pero lo

logró.  Año después Celina había vuelto a Madrid, continuo

a que había pasado 3 años en la cárcel, cuando logra salir,

tenía ya 55 años de edad, ella habia sido maltratada no

tanto como otras mujeres, pero había recibido daños.

Mientras que a su hijo si lo torturaron, cumpliendo su

condena de cinco años, y luego de ser deportado viviendo

con su mujer en Gotemburgo. Para Celina los años en prisión le ayudaron para darse cuenta de varias cosas, como que su matrimonio, en este caso, había demostrado falta de solidaridad en su marido cuando había estado presa y por eso ella decidió terminar con 30 años de casado. El divorcio iba en marcha cuando en pleno aeropuerto le da un síncope al arquitecto. Con la insistencia de su hijo para que abandonara Montevideo, después de su diversas situaciones, accedió y después de pasar un mes con su hijo y nuera. Cuando llamó a Leonel hablaron y decidieron que ella la acompañaría a él a un viaje que tenía que hacer, dejándole a cargo los billetes y la reserva del compartimiento. Leo había llegado media hora antes y Celina veinte minutos atrasados, llegaron al vagón, dejaron el equipaje y los abrigos, hablaron y se miraban, ella había llegado a la conclusión de que lo quería, después de tantos años… Cenaron en el restaurante que había ahí, recordaban cada una de sus frases, no eran tantas, pero las habían recordado, después de comer volvieron al vagón, él le rodeó los hombros y ella recostó su cabeza como aquella vez, no querían separarse, pero ella le apretó el brazo y se metió a su cabina ya que no le parecía la propuesta de que “mañana en el hotel escogieran una habitación doble” que le había hecho Leonel, después de quedarse un rato en el pasillo, hizo lo mismo que ella. Antes de acostarse tocó la puerta que separaba los compartimientos, ella hizo lo mismo y ambos abrieron la compuerta doble que los separaba. Ambos habían cambiado, su cuerpo y aspecto ya no eran los mismos, Celina apagó la luz pero aun así se deslumbraban las luces de la persiana, compartiendo su desnudez por primera vez, después de tanto tiempo, era incomodo hacer el amor en un ferrocarril pero más incómodo era no hacerlo, por fin todo su cuerpo se reconocía uno al otro, afuera el viento golpeaba el mar, peor en realidad, era la adolescencia de Leo la que penetra alborozado en los quince años de su único amor.

© 2015 Taller de Lectura- Melanie Reising. Indie. Creado con Wix.com

  • Facebook Clean
  • YouTube Clean
  • Twitter Clean
  • Vimeo Clean
  • SoundCloud Clean
bottom of page