Melanie Reising

Ya tenían todo listo, ya estaba todo preparado. El viaje a Córdoba sería lo mejor, dos semanas de amor y diversión. Y lo mejor de todo… su novio no se enteraría.

Guillermo pasaría a buscarla a la medianoche para que nadie sospechara de ella. Lo amaba, y aunque tuviera novio, no quería dejarlo por nada del mundo.

Su teléfono suena indicándole una llamada de él, y al tercer timbre corta, esa era su señal para indicarle que él ya estaba allí.

El camino se les hizo rápido, todo era hermoso, y más que nada porque estaba él a su lado.  Al llegar al hotel, todo fue mejor…o esos creían ellos….

Se instalaron a la perfección, desempacaron, comieron y salieron a recorrer. Siendo las 19 hs, ya estaban cansados, regresaban al hotel con paso lento, no tenían apuro, querían disfrutar lo más que pudieran su tiempo juntos.

El teléfono de Micaela vibró sobre su pantalón haciendo que los jóvenes dejaran de besarse. Viendo el nombre que decía su celular, observó preocupada a Guillermo. Atendió los reclamos y preocupaciones que su novio, Donato, decía que sentía al no saber nada de ella, ni en donde se encontraba.

Al finalizar la llamada siguieron su recorrido tranquilamente. Lo que ellos no vieron, fue que en la puerta del hotel, había un auto que no se encontraba, más temprano.

Entre besos y carisias entraron a su cuarto, ya había oscurecido, buscaba con su mano el interruptor para que la habitación se iluminara. Se escuchó un grito desgarrador de parte de Guillermo, el cuarto se iluminó, y detrás de su amante, apareció Donato con un arma en mano, Su compañero de viaje tenía un agujero en la cabeza y solo tardó segundos en caer muerto al piso.

Mientras Micaela lloraba desconsoladamente, Donato, corrió a ella y la empezó a golpear mientras ella seguía llorando, hasta que no pudo soportar mas sus golpes, y dejo de resistirse, hasta que su corazón dejó de latir.